Zero waste, o residuo cero. Una forma diferente de comportarse y de vivir. Con solo echar una mirada a nuestro alrededor nos damos cuenta de que consumimos muchas más cosas de las que necesitamos.
Esta saturación de elementos de consumo nos resta energía y nos impide desarrollarnos física y mentalmente. La filosofía zero waste tiene como objetivo evitar al máximo la generación de basura para mejorar nuestro entorno y reducir nuestro impacto negativo en el planeta.
Esta filosofía empieza por uno mismo, por la forma en que organizamos nuestra vida y nuestra vivienda. Cuantas menos cosas almacenamos en nuestro hogar menos tiempo ocupamos en limpieza y en organización. Esto nos permite tener más tiempo para nosotros y desarrollarnos a todos los niveles.
A nivel global implica un cambio cultural radical. Los efectos de la actividad humana en el planeta son cada vez más evidentes. Seguimos anclados en las costumbres heredadas de la Revolución Industrial, utilizando como materias primas los combustibles fósiles que tanto daño han causado a la naturaleza.
Estas prácticas obsoletas, y el continuo bombardeo de publicidad, que nos incita a consumir todo tipo de productos que en realidad no necesitamos para nada, nos ha conducido a una situación límite en la que incluso la vida humana en el planeta tal y como la conocemos está en riesgo de desaparecer.
La filosofía residuo cero es una solución real para cambiar nuestra forma de vida y dejar un mundo mejor en las manos de las próximas generaciones y debemos educar a nuestros hijos en estas prácticas para que las asimilen.
¿Qué es Zero Waste?
Cada persona genera una media de 1’5 kg. de residuos al día. Cuando hablamos de residuos nos referimos a toda aquella basura que acaba en los vertederos o en las incineradoras sin la posibilidad de ser reciclada.
Por lo tanto, cada humano genera una media de 440 kg. De basura al año. Esto supone que al año estamos generando miles de millones de toneladas de basura en el mundo. Esta cifra sigue creciendo y nuestro planeta está dando síntomas evidentes que no puede soportarlo más.
Aunque se hace indispensable que las grandes empresas y los gobiernos internacionales implementen políticas dirigidas a reducir estos niveles de contaminación, también es cierto que cada persona tiene el poder de cambiar sus hábitos y servirse de las nuevas tecnologías para influir en su entorno y expandir una nueva filosofía de comportamiento hacia todos los estamentos de la sociedad.
Y aquí es donde entra la filosofía zero waste. Esta nueva idea se fundamenta en 5 principios fundamentales, conocidos como las 5 “R”. El más importante es el de rechazar, es decir, aprender a decir que no a todas aquellas cosas que en realidad no necesitamos. Los otros 4 principios, que trataremos más adelante en profundidad, son reducir, reutilizar, reciclar y “rot”, que traducimos por compostar o descomponer.
La base del zero waste es reducir al máximo la producción de residuos, reutilizar todos y cada uno de los materiales que consumimos y, sobre todo, facilitar la producción y distribución de artículos de larga duración que se mantengan útiles a lo largo de los años sin necesidad de convertirse en basura.
Para ello es necesario un cambio radical en nuestros hábitos de consumo. Debemos descartar todos aquellos productos que tengan un solo uso y aprender a separar nuestros residuos de manera que podamos reutilizar el mayor porcentaje de basura posible.
Historia del movimiento Zero Waste
Encontramos los primeros indicios de lo que hoy conocemos como movimiento zero waste en algunas legislaciones, como la de la ciudad australiana de Camberra, promulgada en 1985 y que tenía como premisa el eslogan “ningún desecho en el 2010”.
Otra de las ciudades que se plantearon la necesidad de reducir sus residuos fue San Francisco, en los Estados Unidos. La ciudad californiana adoptó una medida similar a la de Camberra y en 10 años consiguió reducir sus desechos urbanos a la mitad.
La dimensión actual de la filosofía o forma de vida zero waste no se puede entender sin la figura de Bea Jhonson, principal impulsora del movimiento residuo cero a nivel mundial. Bea Jhonson es una escritora, conferencista y activista medioambiental nacida en la ciudad francesa de Besanzón.
Saltó a la fama en 2013 gracias a su libro “Zero Waste”, traducido a 26 idiomas y principal guía para todos aquellos que se han unido a esta nueva forma de afrontar la vida. La fama de la escritora a nivel mundial le ha permitido llegar a pronunciar un discurso ante la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra, el 2 de diciembre de 2016.
Otro de los precursores del movimiento zero waste es Paul Palmer, que publicó en el año 2005 un libro titulado “Getting to Zero Waste”. El libro de Paul Palmer es un análisis de los métodos de reciclaje y la gestión de los residuos. En esta obra encontramos consejos muy valiosos sobre cómo adoptar un modo de vida sostenible optimizando la gestión de nuestra basura.
A pesar de las aportaciones de Palmer y algunos otros investigadores, la figura de Bea Jhonson ha sido fundamental en la expansión e internacionalización del movimiento residuo cero. Jhonson se ha convertido en referente de esta filosofía predicando con el ejemplo.
Después de reflexionar sobre el futuro de sus hijos y la educación que quería darles, la escritora francesa decidió dar un giro completo a su vida y a sus hábitos. Se propuso reducir al máximo los residuos que generaba y, ayudada por su marido y por sus hijos, desarrollo una estrategia que le ha permitido conseguir reducir sus desechos no reciclables anuales a una cantidad tan mínima que puede guardarse en un bote de cristal.
Ese tarro de cristal ha dado la vuelta al mundo y ha servido de inspiración a miles y miles de seguidores que la han imitado para hacer de este mundo un lugar más agradable. Los libros de Bea Jhonson y su ejemplo en primera persona deben ser los referentes para lograr expandir esta filosofía por todo el planeta y conseguir que las cosas cambien progresivamente. Esta familia nos ha demostrado que las cosas pueden ser como nosotros queramos que sean, y han llenado de esperanza un futuro muy oscuro para el ser humano.
Filosofía Zero Waste
Cuando nos referimos al movimiento residuo cero no estamos hablando simplemente de reducir nuestra basura, estamos hablando de cambiar toda nuestra forma de entender la vida. Nuestro cerebro funciona como un ordenador, cuanto más llenemos el disco duro con archivos inservibles peor será su funcionamiento.
Estamos continuamente recibiendo estímulos para consumir sin control. El problema no es solo que nos hagamos con cosas que no necesitamos. El problema es que esas cosas van a ocupar mucho espacio en nuestro cerebro. Tendremos que limpiarlas, ordenarlas, repararlas cuando se estropeen y finalmente tirarlas a la basura para adquirir un artículo nuevo que tampoco nos hace falta.
Todo este tiempo que ocupamos como esclavos de las cosas que adquirimos es un tiempo precioso que dejamos de dedicarnos a nosotros mismos. Uno de los males que afecta a la mayoría de las sociedades modernas es la falta de tiempo, y en buena parte la culpable de esta circunstancia es la dependencia que nos provocan los artículos de consumo que adquirimos.
La filosofía zero waste aboga por sustituir todo ese tiempo que dedicamos a cosas materiales prescindibles por tiempo para nosotros. Para querer a nuestra familia, para desarrollar la creatividad, para meditar y conectarnos con nuestra raíz, para aprender todas esas cosas que siempre hemos querido aprender y para las que nunca encontramos el momento. En definitiva, para disfrutar de la vida y crecer, tanto a nivel mental como espiritual.
El crecimiento personal y el cambio de hábitos es una poderosa arma para cambiar las cosas. Aunque pueda parecer que una persona sola no puede hacer mucho, la realidad es muy diferente. El ser humano aprende la mayoría de las cosas por imitación, así que nuestra actitud puede ser el inicio del cambio en nuestro entorno más cercano y hacer que la espiral se haga cada vez más grande, contagiando a más y más sectores y estamentos de la sociedad.
El ejemplo más evidente es el de Bea Jhonson y su familia, que han logrado que miles de personas imiten su modo de vida e implementen sus estrategias y su comportamiento en el día a día de sus seres queridos y de sus amistades.
Lo mismo ocurre con los niños. Solo hay que fijarse un poco para darse cuenta de que los más pequeños imitan y pretenden copiar todas las acciones de los mayores. Tenemos una oportunidad de oro para educar a las nuevas generaciones en la filosofía residuo cero. Si conseguimos que los más pequeños aprendan estos hábitos, los asimilarán como suyos y los verán como un comportamiento lógico cuando sean mayores.
Si la mayoría de los menores de hoy se educan en la filosofía zero waste, este movimiento se convertirá en el comportamiento natural de la mayoría de los adultos del mañana, y podrán habitar en un planeta más limpio y disfrutar al máximo del regalo de la vida.
Las 5 “R” del reciclaje
Vamos a analizar los 5 mandamientos de la filosofía zero waste. Estas 5 “R” pueden crear una base sólida con la que iniciar el cambio en nosotros mismos y en todas las personas a las que podemos influenciar. Nuestro objetivo será comenzar por nuestro hogar y nuestros hábitos, con los que serviremos de ejemplo a otras personas, un ejemplo mucho más valioso que cualquier palabra que podamos pronunciar. Empezamos con las 5 “R”.
Rechazar
Quizás la más importante de las “R”. Fíjate en todas las cosas que no utilizas y que podrías no haber comprado si te hubieses parado un minuto a reflexionar si de verdad las necesitabas. ¿Nos damos una vuelta por el desván o por el trastero?
Lo cierto es que cuando reflexionas sobre ello, te das cuenta de que este mundo es un reflejo perfecto de lo que ocurre en el planeta. Estamos saturados de basura que llena nuestros espacios y se come toda la energía. Nuestro pequeño mundo tampoco es capaz de respirar.
Así que aprender a rechazar será el camino más fácil para comenzar nuestro objetivo de residuo cero. ¿Y como rechazar? Pues muy sencillo. Actuando con tranquilidad. Analizando las situaciones y valorando si necesitamos un producto realmente o simplemente estamos tratando de satisfacer un impulso momentáneo.
Evitando caer en la sugestión que nos produce la publicidad. La publicidad es ciencia-ficción. El valor de las cosas que aparecen en las campañas publicitarias no es el artículo en sí; es la capacidad de sugestionarnos para convencernos de que lo necesitamos.
También tenemos que aprender a rechazar aquellos productos que sabemos que causarán un daño a la naturaleza. Podemos utilizar una sola bolsa reciclable para la compra durante toda la vida. ¿Sabes el valor que tiene esta simple acción? Aprendiendo a rechazar daremos un gran paso para convertirnos en los mejores embajadores del zero waste en España.
Reducir
¿Conoces el estilo de decoración minimalista? Reducir al máximo los objetos de una estancia para resaltar la luz y el espacio. No puede ser más acertado. Deshacerse de los objetos que no sirven para nada y dejar espacio para desarrollar todo nuestro potencial. Ese es el valor de la segunda “R” en el movimiento zero waste.
Reduciendo todo lo superficial encontraremos el tiempo que nos faltaba para dedicarlo a las cosas que de verdad son importantes. Esta reducción puede aplicarse a todos los campos de nuestra vida. Nos sobrealimentamos con cosas que no necesitamos y contraemos enfermedades por no consumir productos naturales libres de aditivos químicos. Reducir no es tener menos, reducir es invertir en un valor seguro que nos proporcionará rentabilidad para toda la vida.
Reutilizar
El avance en la investigación nos ha permitido contar cada vez con más materiales reutilizables. Desgraciadamente todavía nos vemos bombardeados por miles de artículos de hechos de plástico que acaban inundando los mares y los océanos. Una de las alternativas para reutilizar todo tipo de artículos son los mercados de segunda mano. En ellos podemos encontrar una amplia variedad de productos y alargar su vida útil sin que sea necesario desecharlos y convertirlos en basura.
Así pues, está en nuestras manos coger lo primero que nos ponen delante de la cara o investigar un poco para encontrar artículos reutilizables que alivien la carga contaminante sobre el planeta. Tus bolsas de tela pueden acompañarte durante toda la vida, tus botellas de vidrio pueden ser el hogar de tus flores y de tus plantas, y así toda una enciclopedia de posibilidades que están a disposición de cualquiera que se preocupe por informarse.
Reciclar
Esta opción debe ser solo una alternativa para cuando no podamos cumplir con los objetivos de rechazar, reducir y reutilizar. Es una buena forma de empezar porque no podemos deshacernos de todas esas cosas que ya habíamos adquirido. Aunque queda mucho camino por recorrer, en los últimos años ya contamos en nuestras ciudades con contenedores de reciclaje que podemos utilizar mientras vamos implementando en nuestros hábitos los parámetros del zero waste.
A esta “R” podríamos añadir otra complementaria que es la de reparar. Contamos con mucha información en la red para poder arreglar la gran mayoría de artículos que se estropean. Podemos hacerlo por nosotros mismos y sin tener que recurrir a convertirlos en basura.
Rot
La palabra “rot” se traduce por descomponer, y en zero waste hace referencia al compostaje. El compostaje es el proceso de descomposición natural que sufren los residuos orgánicos y que pueden servir como nutrientes para alimentar a los terrenos de cultivo. El compostaje es el proceso que nace de la observación de la naturaleza.
Los animales, los humanos y las plantas al morir entran en el proceso de descomposición. Esta descomposición alimenta otros elementos de la naturaleza. El compostaje consiste en utilizar los residuos orgánicos para ofrecer un abono natural a la tierra libre de sustancias químicas.
El compostaje es conocido como el “oro negro” por jardineros y trabajadores del campo, ya que es un abono natural limpio y gratuito, que colabora en los procesos de la naturaleza de una forma sostenible.
Quiero empezar
Para dar un giro en tu vida y adaptarte a las exigencias de un nuevo modo de comportarte tendrás que cambiar tu forma de pensar. Ese es el primer paso y quizás el más importante. Es un cambio general en la personalidad que no solo afecta a tus hábitos de gestión de los residuos, sino a tu forma de tomar decisiones y a decidir por ti mismo.
Deberás eliminar de tu vida las sugestiones, deberás dejar de verte arrastrado por lo que piensa, dice y hace la mayoría. Deberás ser el único dueño de tus pensamientos, de tus decisiones y de tus actos. Cambiar por dentro es la única forma de cambiar el mundo que ves fuera.
Para empezar a cambiar tu vida debes fijarte pequeños objetivos. Lo mejor que puedes hacer al principio es controlar tus gastos semanales para ver en qué cosas estás gastando tu dinero. Vas a empezar a rechazar y a reducir sin apenas darte cuenta. A medida que te vayas enfocando en tu objetivo comenzarás a advertir las señales y se te abrirán los caminos y las relaciones oportunas para implementar este modo de vida en tu rutina.
Fíjate en todas las cosas que tienes en casa y que no utilizas, y piensa qué podrías hacer con ellas. Busca información y la encontrarás. Hay una gran comunidad zero waste España y en todo el mundo que publica contenido valioso para todos aquellos que quieren acercarse a este nuevo modo de vida.
Productos zero waste
Una vez que hayas decidido que tu vida nunca será como antes y estés firmemente comprometido con el cuidado de tus seres queridos y del entorno que te rodea, te interesará adquirir este tipo de productos y alejarte de todos los establecimientos que no respeten al máximo la conservación de la naturaleza.
Por fortuna, la comunidad zero waste España está creciendo exponencialmente en los últimos tiempos, y ya contamos con tienda zero waste con una amplia oferta para poner en tu vida solo aquello que sea sostenible y no cause un impacto negativo en el medio ambiente.
En una tienda zero waste podrás comprar productos zero waste para el hogar y para el cuidado y la higiene personal. Encontrarás soluciones para transportar los objetos que lleves contigo y podrás empezar a regalar a tu familia y a tus amigos solamente productos zero waste para que se contagien de tu espíritu y nos ayuden a crear un mundo mejor.
¿Es posible un mundo zero waste?
Si echamos un vistazo rápido a nuestro alrededor la respuesta a esta pregunta sería no. Es cierto que el planeta no pasa por su mejor momento y que se encuentra en una situación desesperada. Sin embargo, cada vez son más las señales que nos indican que un cambio es posible.
Ya hemos visto que el cambio pasa por nosotros mismos, y aunque quizás nosotros ya no podamos vivir en un mundo completamente zero waste, si podemos sentar las bases para que las nuevas generaciones logren conseguirlo. Nuestro ejemplo será esencial para los adultos del mañana. Cuanto antes empecemos a actuar antes llegarán los resultados.
Si echamos la vista unos años atrás podemos darnos cuenta de que los cimientos de un mundo sin residuos está asentándose. Hasta hace pocos años era imposible imaginar que estaríamos utilizando energías renovables. A casi nadie se le ocurría hablar de eficiencia energética y sostenibilidad. Esas son señales de que algo está cambiando. Todos tenemos que asumir nuestro grado de responsabilidad e impedir que se apague la llama.
Debemos propagar la palabra como lo hacen los fanáticos religiosos y sobre todo, como dicen sus escritos, predicar con el ejemplo. La filosofía zero waste es muy sencilla de implementar. Tenemos libros, webs, productos zero waste, tienda zero waste, una comunidad enorme encantada de ayudar a todos los que quieren iniciarse en este mundo. Tenemos todo lo necesario para vivir en un mundo mejor. Solamente tenemos que ser constantes, mantenernos firmes y defender esta filosofía con una determinación inquebrantable.
Nuestra labor pasa también por alzar la voz y exigir a nuestros representantes un cambio radical en las legislaciones y en las políticas de sostenibilidad. Debemos demandar solo productos sostenibles. Las grandes corporaciones solo piensan en sus beneficios, pero si los consumidores demandan otros productos se acabarán adaptando a las exigencias del mercado y cambiando sus materias primas y sus sistemas productivos. Hay que aprender a rechazar.
También debemos aprender a rechazar cualquier forma de división entre la sociedad. Hemos comprobado una y otra vez que las ideologías solo traen miseria, sean del lado que sean. Las ideologías se utilizan para obtener beneficios económicos a costa de la división del pueblo. Cuando vienen tiempos difíciles, ninguna ideología nos puede salvar porque simplemente no están diseñadas para ello. Esta es otra forma de rechazar.
Cuando damos nuestro voto a un partido político solo estamos validando el mismo sistema que nos ha impedido avanzar. Todos los partidos políticos pertenecen a una misma entidad que los subvenciona y a la que tienen que servir. Cuando nos negamos a participar en esa farsa y dejamos de ver a nuestros familiares, amigos y vecinos como enemigos, nos posicionamos en el lugar correcto para hacer comunidad y conseguir un mundo mejor.
Los seres humanos somos una pequeña porción del universo en la que se reflejan todas sus características. Debemos empezar a ver nuestra vida como un pequeño universo y aplicar la filosofía a ese pequeño planeta. Debemos analizar nuestra casa, nuestros vehículos, nuestro trastero, nuestra alimentación, nuestro deporte y nuestro descanso.
Si conseguimos implementar las 5 “R” y mejorar nuestro pequeño planeta estaremos preparados para conquistar nuevos planetas y colaborar con otras personas que quieran dar el paso. Debemos poner todo nuestro esfuerzo en la educación, tanto de los menores como de los mayores.
Nuestras redes sociales son una gran arma para demostrarle al mundo que se puede cambiar. Hay que huir de las quejas y de las disputas, de los debates que no llevan a ningún lado. Debemos compartir contenido de valor que sirva como ejemplo para otras personas. Vivimos el mejor momento de las comunicaciones humanas. Podemos conectarnos con gente de cualquier parte del planeta y crear comunidades en las que poder aprender y enseñar a otros lo que hemos aprendido.
Fíjate en todo lo que ha conseguido Bea Jhonson con su familia. Su ejemplo ha dado la vuelta al mundo y ha permitido que hoy estés leyendo este artículo y puedas empezar a vivir de otra forma. Este es un gran ejemplo que confirma que tenemos el potencial y la capacidad de cambiar las cosas que nos rodean. Los requisitos son simples: Voluntad, determinación y constancia.